Reseña del Experimento 01.
ADVERTENCIA: POST LARGO.
Por kidbuda:
El pasado Sábado 21 de abril hice el experimento de meditar en el metrobús con algun@s lectores de este blog y amig@s.
La premisa era sencilla: reunámonos, subamos juntos al metrobús y meditemos dentro de él.
Aquí está el post con toda la info>>
El objetivo era llevar la meditación a un lugar donde rara vez lo hacemos y poner atención a cómo nos setimos con ello.
¿Qué sucedió?
Para mantenerme en el «mood» de lo que quería compartir, dediqué gran parte de la mañana a meditar en movimiento andando en bici por la ciudad y resolviendo pendientes con esa misma mente meditadora y alerta.
A las 4 pm sali al lugar de la cita, la estación Parque Hundido, del Metrobús de la Ciudad de México y con un cafecito en la mano, me senté a esperar a que llegaran mis compañeros de travesura. 🙂
A eso de las 5 y algo éramos unos 10, nos presentamos, charlamos un poco, revisamos que todos llevaran su archivo mp3, reproductor con audífonos y abordamos el tren.
Subimos y todos le dieron play a su MP3 para comenzar a meditar.
Mientras meditábamos, caminé un poco dentro del vagón tomando algunas fotos y observando lo que sucedía, mis compañeros de meditación parecían estar disfrutando mucho el viaje, sin estrés y sin ningún agobio visible, pero lo que más llamó mi atención fue cómo algunas personas a nuestro alrededor notaron que «algo» estábamos haciendo, no sólo por que yo me anduviera paseando por el vagón, si no por las miradas y posturas de mis compañer@s, estaban calmad@s, seren@s y quiet@s…y el estado se contagió a todo el vagón, nadie corrió, nadie tenía muestras evidentes de estrés, claro era sábado por la tarde, pero aún así, el «aire» del vagón se sentía diferente.
A lo 20 minutos aprox. llegamos a nuestro destino, bajamos del tren y nos dirigimos al café de la sirenita que teníamos a la mano para compartir una taza de café y charlar del asunto. Una pareja de asistentes debía ir a recoger su carro al corralón, así que sólo hicieron la meditación y se fueron…se llevaron una mente muy útil para pasar un por un asunto así. 🙂
En el café la charla versó sobre las experiencias de cada quien a la hora de meditar dentro del metrobús, el objetivo se cumplió…compartimos otra perspectiva de la meditación y cambiamos un viaje «normal» en metrobús en meditación.
Mil gracias y mil bendiciones a tod@s l@s asistentes! 😀
Hasta aquí con mis impresiones, les comparto lo que los asistentes me enviaron, nos leemos pronto:
Erika Flores Osornio
hola kid:
gracias por la maravillosa experiencia meditacion en movimiento, dejame decirte que llevo año y medio haciendo meditacion y nunca se me habia ocurrido hacerla en un medio de transporte,se tiene la creencia de que se hace en un lugar sin ruido, armonioso solo sin nada que te distraiga, y ayer nos diste la oportunidad de experimentar algo extraordinario a mi y los amigos que la compartimos en lo personal me di cuenta que la armonia la hacemos nosotros que si se puede llevar una vida guiada por mi, que yo decido el estar bien en medio de caos, ser feliz es una desicion que solo depende de mi, la paz y el bienestar yo en lo personal durante años busque en las cosas mas vanales materiales superfulas una razon para ser feliz sin mirar a mi interior hoy confirmo que esa paz se encuentra en mi amandome como nunca integrandome con mi entorno haciendo un solo corazon.
de corazon gracias
Damiana Marín
Al principio fue un poco complicado concentrarse, entre los sonidos de las personas, el lugar de partida que tenía ciertos recuerdos, nosotros amontonandonos y la tele del metrobús apenas ponia atención al MP3 que traía en mi cel.
Despues de las respiraciones comenzé a poner atención a los edificios, coches y espectaculares, pero sin leerlos, sin etiquetarlos, sólo veía colores cambiando constantemente, atención a la respiración y aquietando mi mente. Aunque estaba un poco consiente de lo que me rodeaba, nunca de que estación estabamos pasando y mucho menos del tiempo del recorrido. el tiempo se fue corriendo, hasta que todos nos comenzamos a dirigir hacia la puerta.
Para mi fue un estar aqui y ahora, cuidando que mi mente no se enganchara con las cosas que veía o juzgar a las personas que entraban y salían, si hacia calor o frio. Lo más importante fue poder meditar en un lugar que es parte del día día.
Isaac Ruiz Guerra
Meditar no es algo habitual en mí, al menos, no de manera consciente. Justo por eso me llamó la atención y decidí ir.
En esta ocasión,para mí, meditar fue un (en términos mexicanos), «estate-quieto».
Por alguna razón procuro tener mi mente siempre en alerta/vigilia constante,y eso no siempre es bueno, estos minutos me sirvieron para eliminar esa tensión y cansancio mental generado por tanto «ver a detalle qué está pasando».
El audio que sirvió de guía me funciono perfectamente, hasta que: en el transporte en que nos movíamos se empezó a escuchar un diálogo en portugués y eso acaparó por completo mi atención, el resto del experimento fue un «escucha-la-conversación<->respira<->escucha-la-conversaciónescucha-la-conversación<->respira[*]»
Fue algo interesante, y, en honor a la verdad, necesitaba ese «estate-quieto».
Saludos
Herón Martínez Zamora
Excelente experiencia Kid, diferente pero excelente, el como podemos permanecer alertas y en el presente aún en lugares tan complejos como el transporte público del D.F. ahora como comentaron, tratar de llevarlo a la práctica yendo en bicicleta, en el metro (aunque sea Balderas en un sábado a las 2 de la tarde), caminando, en el trabajo, etc… Al final eso es la meditación activa
Gracias por la experiencia!
Paco Castillo (Frank Castle)
Hola KidBuda
En mi caso yo ya había hecho meditación en movimiento mientras manejaba en mi auto o durante un atascón en el bendito trafico de esta ciudad, ayer durante nuestro trayecto inicie mi meditación y durante ella decidi hacer mis ejercicios de Tai Chi mentalmente y quise hacer la prueba de plantarme en la tierra y lo logre llego un punto a que mi mente estaba tan serena que me ayudo a hacer mis ejercicios y a plantarme en la tierra por completo y asi no tener la necesidad de sostenerme de las butacas o del pasamanos para no caerme mientras el camión estaba en movimiento.
Algo mas que me sucedió es que no sentí el paso del tiempo y que la distancia entre el Parque Hundido y Dr. Galvez fue muy corta y solo me di cuenta de dos o tres veces que se detuvo el metrobus en las estaciones intermedias , tampoco note si pasaban autos o personas, me concentre tanto en mi mismo que realmente me disfrute mucho personalmente.
Gracias por invitarme este experimento, fue muy chido conocer a gente de Dharma para la Ciudad y compartir con quienes estuvieron con nosotros y con mi hijo esta experiencia tan chida.
Un abrazo y mil bendiciones
José Carlos Armas
Probablemente muchos por meditación entendemos el aquietarse, sentarse en flor de loto, con música de Enya, tal vez hasta vestidos de blanco. Definitivamente es una forma de meditar, pero se puede meditar en cualquier ambiente y cualquier entorno; lo único que necesitas es tu mente, y la disposición de tomar el mando de ella, y no que la mente tome el control.
Meditar en el metrobús, si es posible; acabamos de hacerlo y ha sido algo distinto, pero si se logra. «Presta atención a tu respiración, suelta el pasado, suelta el futuro, deja los juicios» es lo que guiaba la grabación que había preparado KidBuda. De fondo, si, una música tranquila, pero fácilmente se puede sustituir por los gustos musicales de cada quien, en tanto sea solo música que acompañe y no distraiga tu pensamiento o se convierta en el pensamiento mismo, hay quienes comentan poder meditar con «Iron Maiden».
Yo he tenido experiencia con meditación pasiva y la disfruto mucho, llevarlo a la línea activa sólo ha implicado práctica. Puedo decir haber meditado manejando en embotellamientos o con tráfico fluido, también he llegado a ese estado al correr o hacer spinning. Para lograrlo solo basta decidir en dónde pondrás tu foco mental, que te sirva de anclaje para no distraerte en otros pensamientos. Si los pensamientos de «tengo que recoger la ropa en la tintorería» llegan, hay que dejarlos pasar, pero pronto retomar el anclaje para así tener el control del pensamiento.
Los ojos cerrados es un hábito para mi, sobre todo con las grabaciones como la que nos guio. Implicó un reto mantenerlos abiertos y fue inusual meditar en un entorno típicamente caótico. Debimos esperar un camión semivacío, habría sido más reto lidiar con empujones y relativa falta de aire, tal vez la próxima vez.
La concentración tuve que trabajarla, pues hubo momentos de distracciones, como el atender dónde debía bajarme, el volumen de la música que siguió al terminarse los siete minutos guiados, algunos recuerdos de anécdotas recientes o asociadas a lugares cercanos… En todos hice el ejercicio de volver a la respiración, una mirada centrada en un solo punto, y conciencia de lo que debía hacer en ese viaje: meditar, controlar mi pensamiento.
La ventaja de esta práctica es que se puede hacer en cualquier lado, lo único que se requiere es constancia y paciencia, pues seguramente las primeras veces nos distraeremos muy fácilmente, pero al seguir intentando se convertirá en un hábito que permitirá ver las cosas de forma distinta, tomar el control de nuestros pensamientos y por lo tanto de nuestras reacciones y acciones.
Author
Anakin: mandame un correo a hello@kidbuda.com 🙂
Hola kid, como puedo conseguir el mp3 para poder hacerlo aca en argentina mientras me deslizo en el trole 😀 Un abrazo a todos los que hacen dharma para la ciudad
Me imagino que fue toda una experiencia, de por si ya cuando empiezas a practicar la meditación, aunque sean 10 minutos diarios te cambia un montón la perspectiva, ya me imagino lo que fue en un lugar como el metrobus y donde toda la gente siempre viaja estresada.
Sigo aprendiendo de ustedes cada vez que los leo.
Buen inicio de semana.