Hace tiempo oí en el radio una frase que me llamó mucho la atención:

«Mas vale quedarse con la boca cerrada y parecer tonto que abrirla y despejar toda duda.»

De entrada suena muy sabia y hasta un poco graciosa, pero si pensamos un poco al respecto esta actitud suele meternos en muchos problemas innecesarios.

¿Cuantas veces hemos hecho mal las cosas porque no nos atrevimos a preguntar como hacerlas por miedo a parecer tontos?

A mi por lo menos me ha pasado, me pasa y estoy seguro que me seguirá pasando muy seguido.

Estamos tan obsesionados con mantener nuestra imagen ante los demas que con tal de «salvar cara» cometemos toda clase de tonterías. Ponemos manos a la obra con seguridad y aplomo aunque no tengamos la mas minima idea de lo que estamos haciendo… y por lo general acabamos quedando en el mismo ridículo que pretendíamos evitar.

¿Se imaginan lo sencilla que podría ser nuestra vida y la cantidad de problemas que podríamos ahorrarnos si tan solo dejáramos de prestarle tanta atención a lo que los demás piensen o dejen de pensar de nosotros y nos arriesgáramos a parecer tontos por preguntar en vez de quedarnos callados y demostrar que lo somos?

La próxima vez que tengan miedo de hacer el ridículo ante los demás si preguntan algo, solo imaginen lo que pensaría el señor del chongo si nos viera dándonos de topes como una mosca contra la ventana. Seguro respiraría hondo y nos recordaría aquella frase popularizada por Eugenio Derbéz;

Preguuuuuuuntameee ca…