En casa acostumbramos seguir la tradición de poner la ofrenda de muertos. Más allá de las creencias individuales, es una linda manera de recordar a quienes ya no están con nosotros y todo lo que en su momento trajeron a nuestras vidas.

Un efecto colateral inesperado ha sido darnos cuenta de que cada vez hay mas nombres en la ofrenda y menos miembros en nuestra familia y amigos. Algo que, por desgracia, se acrecentó con la reciente pandemia.

Sin embargo, creo que es importante no solo sentir esa pérdida. Como bien decía mi maestro, solo pierdes cuando pierdes la lección. He aquí algunas de las cosas que aprendí de esta pandemia:

1- No esperes “el momento adecuado”, “cuando tenga tiempo”, “tal vez algún día”… A menos que quieras que tus ilusiones y sueños se conviertan en un triste: “Él siempre quiso…” en labios de aquellos a quienes dejas atrás al morir.

2- No te detengas. Da ese beso, haz esa llamada, ofrece ese abrazo… nunca sabes si será tu última oportunidad de hacerlo.

3- No seas demasiado orgulloso para perdonar o disculparte, porque en cualquier momento puede ser demasiado tarde.

4- Siempre que estés con alguien, piensa cuál te gustaría que fuera su último recuerdo de ti, porque este momento bien podría serlo.

5- No tengas miedo de extender la mano para ofrecer o recibir ayuda. Todos estamos peleando nuestras propias batallas, pero no tenemos que hacerlo solos.

6- Celebra los logros y disfruta la alegría de los demás. El éxito y la felicidad no son recursos limitados por los que luchar o acumular.

7- Experimenta, arriesga, atrévete, sueña. Cometer errores sin miedo. Falla y vuelve a levantarte. ¡VIVE! Antes de que sea demasiado tarde… porque en cierto modo ya lo es.

8- Sonríe porque, aunque no seas consciente de ello, tu propia mortalidad también es tu mejor amiga. Todo lo que tienes que hacer es aprender a escuchar con atención cuando te susurra suavemente al oído; “Este podría ser el último día de tu vida, ¿cómo quieres vivirlo?”